No nos lo ha puesto fácil Luís Rodríguez. ¿Cómo recomendar un texto que se resiste a ser resumido, que imposibilita ser Madame Bovary o Holden Caulfield , como prefieran, que impide habitar por unas horas su mundo, proyectarnos en sus emociones y conflictos?
Aunque se ha dicho lo contrario, La herida se mueve sí es una novela, ese género narrativo tan maravilloso y maltratado, que admite todo y a todos. Ahora bien, esta novela deslumbrante y árida rompe los cánones narrativos, no fragua una historia con inicio-nudo-desenlace, ni define personajes, ni construye andamiajes sólidos que nos sostengan. De ahí su dificultad, su reto.
El autor se ha
arriesgado con una narrativa diferente, experimental y, aunque resulte
paradójico, brutalmente realista. El resultado es una grandísima propuesta estética y filosófica sin casi trama, extemporánea, con un narrador, Genaro, que ya encontramos en su anterior novela novienvre (Krk, 2013), que va diluyéndose conforme avanzamos en la lectura para acabar evaporándose. Sin más.
Luís Rodriguez imprime a su estilo un tono marca de la casa, perfectamente identificable, y que constituye uno de sus logros. Literatura que habla de literatura, juego nivolesco.
La herida se mueve es una novela tropo. Una figura retórica toda ella, una construcción, un artefacto, ay! ,una explosión cargada de significado. Es una novela divertida pero no produce placer. (Aviso para navegantes). Es desconcertante, desafiante, rara, enigmática, sorprendente y genuina. Nos pone a prueba.
Es un triple salto mortal de prosa desgarradora y bella,
que nos invita a tomar píldoras envenenadas, retazos de un discurso
fragmentado que nos llevan a cuestionar, como hombres contemporáneos,
nuestra existencia. Somos en el universo, somos al pie del acantilado.
Lúcido extrañamiento deslumbrado. Dolor existencial. Ser o no ser. Nada
más.
Recomendamos reservar
un domingo cualquiera para su lectura, y hacerlo de un tirón. 189
páginas. Así lo hicimos nosotras, con un descanso al mediodía. Al
terminarla nos bebimos una copa de Terry a la salud de Luís Rodriguez, y
volvimos a empezar.
Un buen libro merece dos lecturas y más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario