La vida en cómic de uno de los mejores pianistas que haya existido: “GLEN GOULD, una vida a contratiempo” (Editorial Astiberri).
Posología: tomar a pequeños sorbos, sentados en la terraza, acompañados por las Variaciones Goldberg de Bach, interpretadas, por supuesto, por Glenn Gould.
Al día siguiente, siguiendo los consejos de Carmen Iranzo, leemos EL MALOGRADO, de Thomas Bernhard (Alfaguara).
Un libro intenso, que conviene leer de forma ininterrumpida; es lo que pide su desarrollo narrativo: regalarnos un día de ociosidad y tumbarnos en la cama durante horas y horas con el libro en las manos.
Glenn Gould es uno de los tres protagonistas de la novela, estudiantes de música en una prestigiosa escuela. Los tres se enfrentarán a un dilema que les marcará para siempre: ¿qué sentido tiene para un músico interpretar una pieza cuando hay otro que roza la perfección?
En esta novela, Thomas Bernhard sigue el camino de la música para profundizar en el retrato psicológico de los personajes frente a sus obsesiones. Un escritor obsesivo que nos ofrece una prosa incisiva, repetitiva y brillante, para que la leamos obsesivamente, casi sin respirar.
Posología: tomar a pequeños sorbos, sentados en la terraza, acompañados por las Variaciones Goldberg de Bach, interpretadas, por supuesto, por Glenn Gould.
Al día siguiente, siguiendo los consejos de Carmen Iranzo, leemos EL MALOGRADO, de Thomas Bernhard (Alfaguara).
Un libro intenso, que conviene leer de forma ininterrumpida; es lo que pide su desarrollo narrativo: regalarnos un día de ociosidad y tumbarnos en la cama durante horas y horas con el libro en las manos.
Glenn Gould es uno de los tres protagonistas de la novela, estudiantes de música en una prestigiosa escuela. Los tres se enfrentarán a un dilema que les marcará para siempre: ¿qué sentido tiene para un músico interpretar una pieza cuando hay otro que roza la perfección?
En esta novela, Thomas Bernhard sigue el camino de la música para profundizar en el retrato psicológico de los personajes frente a sus obsesiones. Un escritor obsesivo que nos ofrece una prosa incisiva, repetitiva y brillante, para que la leamos obsesivamente, casi sin respirar.
“Glenn Gould se construyó su jaula de aislamiento, como llamaba a su estudio, en Norteamérica, en las proximidades de Nueva York. Si él llamó a Wertheimer ‘el Malogrado’, yo quiero calificarlo a él, Glenn, de ‘Inaceptante’. Sin embargo, tengo que calificar el año 1953 de año ‘fatídico’ para Wertheimer, porque en 1953 Glenn Gould tocó en Leopoldskron las Variaciones Goldberg, en nuestra casa del escultor, para nadie más que para Wertheimer y para mí, años antes de que con esas mismas Variaciones Goldberg, como suele decirse, se convirtiera de golpe en celebridad mundial” (El Malogrado)
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