El verano es la época más distendida del año, propicia para la lectura.
Estas son nuestras propuestas, fresquitas, para pensar o para entretener. Libros que no te defraudarán.
1. EL LIBRO DEL MAR, de Morten Stroksnes
Ed. Salamandra
El arte de capturar un tiburón boreal con una lancha neumática a lo largo de las cuatro estaciones del año
Las profundidades del mar de Noruega que rodea las islas Lofoten, al norte del Círculo Polar Ártico, son el hábitat del tiburón boreal. Con cientos de millones de años de evolución, sus casi ocho metros de longitud y sus más de mil kilos de peso hacen de él, sin duda, una bestia temible, un animal despiadado que puede alcanzar los cuatrocientos años de vida y cuya carne contiene una sustancia altamente tóxica, incluso letal.
Obsesionados con la idea de capturar un ejemplar de tal calibre, Morten A. Strøksnes y un amigo, el pintor Hugo Aasjord, deciden empeñarse en cuerpo y alma en el intento. Su equipamiento deja mucho que desear: una lancha neumática a motor, unas cañas de pescar y la carne putrefacta de una vaca escocesa como cebo. Mientras esperan a que el tiburón surja de los abismos, Strøksnes contempla con emoción la impresionante belleza del archipiélago de las Lofoten y reflexiona acerca de todo lo que el océano suscita en los seres humanos: desde la poesía y la mitología hasta la historia, la ciencia y la ecología. Con una erudición asombrosa y un refinado sentido del humor, Strøksnes nos hace partícipes de su aventura descabellada y nos ofrece su cuaderno de bitácora sobre este vasto piélago y sus moradores, que nos han atraído y cautivado desde tiempos inmemoriales, y de los que, en verdad, lo desconocemos casi todo.
Las profundidades del mar de Noruega que rodea las islas Lofoten, al norte del Círculo Polar Ártico, son el hábitat del tiburón boreal. Con cientos de millones de años de evolución, sus casi ocho metros de longitud y sus más de mil kilos de peso hacen de él, sin duda, una bestia temible, un animal despiadado que puede alcanzar los cuatrocientos años de vida y cuya carne contiene una sustancia altamente tóxica, incluso letal.
Obsesionados con la idea de capturar un ejemplar de tal calibre, Morten A. Strøksnes y un amigo, el pintor Hugo Aasjord, deciden empeñarse en cuerpo y alma en el intento. Su equipamiento deja mucho que desear: una lancha neumática a motor, unas cañas de pescar y la carne putrefacta de una vaca escocesa como cebo. Mientras esperan a que el tiburón surja de los abismos, Strøksnes contempla con emoción la impresionante belleza del archipiélago de las Lofoten y reflexiona acerca de todo lo que el océano suscita en los seres humanos: desde la poesía y la mitología hasta la historia, la ciencia y la ecología. Con una erudición asombrosa y un refinado sentido del humor, Strøksnes nos hace partícipes de su aventura descabellada y nos ofrece su cuaderno de bitácora sobre este vasto piélago y sus moradores, que nos han atraído y cautivado desde tiempos inmemoriales, y de los que, en verdad, lo desconocemos casi todo.
2. LOXANDRA, de Maria Iordanidu
Una novela intergeneracional que disecciona las relaciones humanas y critica la desigualdad social y la deshumanización tecnológica.
Dos generaciones, dos vidas que no estaban llamadas a encontrarse, ponen a Google contra las cuerdas. Esta es la historia de Mateo y Olga, y es una solicitud de trabajo que tiene a Google por destinatario. Es también la confesión de quien ha de valorar la propuesta. A Mateo, interesado por los robots, le obsesiona averiguar si el mérito debe ser desterrado de las relaciones humanas. Olga, matemática y empresaria retirada, cree que los modelos estadísticos son narraciones y que la probabilidad es una forma más precisa de nombrar el acto de ser libre.
Podría ser una historia de amor en la medida en que el encuentro, el diálogo y el deseo de oír la voz del otro construyen un relato común. Y porque, como en las historias de amor, ese encuentro alberga el desencuentro de dos formas distintas de ser y estar en el mundo. Mateo tiene la vida por delante y se niega a aceptar que esa vida no se pueda escribir desde la libertad. Olga, bastante más allá del medio del camino, no teme relegar el yo al fondo de un cajón ni asociar su cuerpo a una sociedad de la mente. Les une la misma voluntad de entender el comportamiento de la realidad y de sentir qué sucede cuando una máquina se da cuenta de que es una máquina.
«Belén Gopegui es mi búnker.»
María Unanue, Pikara Magazine
«Gopegui explora la producción de sentido en la sociedad en la que vivimos.»
Jaume Peris, Revista Kamchatka
¿Qué sabemos de la China de hoy? No, de verdad: ¿qué sabemos?
Seguramente tan poco como cuando Sergi Vicente aterrizó allí en 2002 con algunas nociones de mandarín y la idea de dar clases de inglés durante tres semanas. No llegó a utilizar el billete de vuelta. A lo largo de los más de doce años que siguieron amplió sus conocimientos del país, del idioma y de sus habitantes y, convertido ya en corresponsal de televisión, recorrió todas las provincias chinas en busca de la noticia.
Su periplo coincidió con una época de profundos cambios en el país asiático que han catapultado a China a la primera línea informativa. En muy pocos años, la población china, más del doble de la europea, ha pasado de las estrecheces a una confortable existencia de clase media. Como contrapunto, están ahora en primer término el replanteamiento de prioridades político-económicas y las urgencias medioambientales y de seguridad alimentaria de un país demográficamente al límite. Es el precio de estar pasando a cámara rápida del comunismo maoísta al capitalismo de Estado.
China Fast Forward es un relato trepidante, hecho desde el conocimiento del territorio y la cultura chinas. Es una historia de amor y desamor a un país. Pero sobre todo es un libro imprescindible para entender cómo es la China de hoy y cuáles son sus retos inmediatos de futuro.
Desde 1949, año en que llegó clandestinamente a Argentina, y hasta su muerte en 1979, Josef Mengele, bajo otros nombres (pero por un tiempo con el suyo), se escondió, o vivió «discretamente», en Argentina, Paraguay y Brasil. Sostenido económica y moralmente por su familia desde Alemania o por oportunos «protectores» filonazis, y protegido por Perón y Stroessner (entre otros), el médico que en Auschwitz cometió atrocidades sinnúmero nunca fue detenido ni juzgado, a pesar de que lo buscaban el Mosad y Simon Wisenthal.
Soberbio, vanidoso y convencido hasta el final de haberse sacrificado por Alemania y la humanidad, el llamado Ángel de la Muerte trató de llevar una vida corriente (casarse, tener hijos, trabajar), e incluso regresó en dos ocasiones a Europa, hasta que se convirtió en un claustrofóbico prisionero de sus propias esperanzas.
El relato frío, preciso y esclarecedor de sus pasos hasta el fin de sus días, y de todas las complicidades personales y políticas que explican por qué nunca pagó por sus crímenes, dibuja un retrato muy difícil de olvidar.
Hay pocos debuts de los que se haya hablado tanto a lo largo del último año y, al mismo tiempo, de los que se sepa tan poco. Las niñas prodigio es una novela solo parcialmente autobiográfica, agitada por el estigma de un amour fou malsano e imposible.
Es también una comedia en varios actos y un cuento con tintes de terror gótico, poblado por personajes como Nadia Comăneci, Drew Barrymore, Punky Brewster y Bertín Osborne. Pero sobre todo es un relato contemporáneo sobre la identidad, que arranca en un presente imperfecto y asfixiante para regresar a todas las edades de una mujer.
La vida de Victor Frankenstein está marcada por su obsesión por dar vida a la materia inerte. Los estudios de filosofía natural lo llevan a concebir a la criatura que se convertirá en su mayor logro y tragedia. Desde el Ártico, desvela al capitán Walton su esperpéntica creación, mientras intenta desesperadamente atrapar al monstruo sin nombre que se ha escapado para vengarse de su propio «padre».
Mary W. Shelley creó Frankenstein o el moderno Prometeo a raíz de una amistosa disputa literaria tras una velada en la que escritores de la talla de Lord Byron, Percy Bysshe Shelley y John William Polidori, entre otros, se retaron a escribir una obra de terror. El resultado no sólo es la novela gótica más afamada y uno de los hitos esenciales del horror, es también el inicio de la ciencia ficción y una aguda reflexión moral sobre la naturaleza del hombre y del mal.
Frankenstein ha inspirado numerosas versiones en obras literarias, plásticas y audiovisuales. En esta ocasión, la serie de grabados en madera que uno de los padres de la novela gráfica, Lynd Ward, dedicó al monstruo en 1934 plasma la ambivalencia propia del texto de Shelley gracias a su dominio de la técnica y a la combinación de elementos del expresionismo alemán y el art déco. Vista por Ward, la criatura es a la vez patética y terrible, y sus inusuales perspectivas y claroscuros son el complemento perfecto a esta obra maestra.
Esta edición incluye un epílogo de la autora y crítica estadounidense Joyce Carol Oates, en el que inquiere en lo más profundo de la obra para demostrar que el «monstruo de Frankenstein» es uno de esos personajes que «se han convertido en creaciones colectivas; nos pertenecen a todos».
Mary W. Shelley creó Frankenstein o el moderno Prometeo a raíz de una amistosa disputa literaria tras una velada en la que escritores de la talla de Lord Byron, Percy Bysshe Shelley y John William Polidori, entre otros, se retaron a escribir una obra de terror. El resultado no sólo es la novela gótica más afamada y uno de los hitos esenciales del horror, es también el inicio de la ciencia ficción y una aguda reflexión moral sobre la naturaleza del hombre y del mal.
Frankenstein ha inspirado numerosas versiones en obras literarias, plásticas y audiovisuales. En esta ocasión, la serie de grabados en madera que uno de los padres de la novela gráfica, Lynd Ward, dedicó al monstruo en 1934 plasma la ambivalencia propia del texto de Shelley gracias a su dominio de la técnica y a la combinación de elementos del expresionismo alemán y el art déco. Vista por Ward, la criatura es a la vez patética y terrible, y sus inusuales perspectivas y claroscuros son el complemento perfecto a esta obra maestra.
Esta edición incluye un epílogo de la autora y crítica estadounidense Joyce Carol Oates, en el que inquiere en lo más profundo de la obra para demostrar que el «monstruo de Frankenstein» es uno de esos personajes que «se han convertido en creaciones colectivas; nos pertenecen a todos».
MARY W. SHELLEY nació y murió en Londres (1797-1851). Desde que era muy joven se interesó por la literatura y participó en la edición de las obras de sus padres, el filósofo William Godwin y la filósofa feminista Mary Wollstonecraft, y de su marido, el poeta y filósofo Percy Bysshe Shelley. Además de Frankenstein o el moderno Prometeo, de 1818, que alcanzó gran fama en el momento de su publicación y se convirtió en una obra de referencia universal, escribió otras novelas, varios libros de viajes, relatos y poemas.
LYND WARD nació en Chicago en 1905 y murió en Virginia en 1985. Artista e ilustrador de libros juveniles y de adultos, se hizo famoso por las ilustraciones en blanco y negro de sus historias sin palabras, realizadas a partir de grabados sobre madera, de gran influencia en el desarrollo de la historia de la novela gráfica. Su trabajo ha influido en autores como Frans Masereel o Art Spiegelman, que han valorado sus libros como una forma única de mirar y entender.
Leed y juzgad.
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